Loco afán. Crónicas de sidario. de Pedro Lemebel
[...] Que ya no está, que por fin se olvidó, que a pesar del cariño su recuerdo comenzó a esfumarse, después de tantas noches y noches en desvelo. Después de tantas lágrimas, aún se empeña en reaparecer en la arqueología trapera de sus vestigios.
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