La chica del tren de Paula Hawkins
Sol radiante, cielos despejados, nadie con quien jugar, nada que hacer. Vivir tal y como lo hago hoy día resulta más duro en verano, cuando hay tantas horas de sol y tan escaso es el refugio de la oscuridad; cuando todo el mundo está en la calle, mostrándose flagrante y agresivamente feliz. Resulta agotador y una se siente mal por no unirse a los demás. El fin de semana se extiende ante mí, cuarenta y ocho horas vacías para ocupar. Me vuelvo a llevar la lata a los labios, pero ya no queda una sola gota. |