EL VIAJE JUNTOS de Paul Karasic
Ahora que nuestro hermano no estaba, Paul y yo nos peleábamos más, sobre todo peleas físicas. Era como si la casa tuviese un nivel establecido de tensión superficial y tuviésemos que llenarlo en ausencia de David. Podíamos ser muy mezquinos cuando no había presión, pero al mismo tiempo era interesante vivir la vida que supuestamente los otros niños vivían todo el tiempo, vivir como si David no existiese.
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