Las cuatro postrimerías de Paul Hoffman
Había pasado tanto tiempo pensando en ella durante los últimos horribles meses, que ahora que se encontraba a tan sólo unos palmos de distancia le parecía incomprensible, pese a todo el odio, que ella no riera de placer tal como solía hacer cada vez que él cerraba la puerta de sus aposentos y ella lo estrechaba en sus brazos y lo ahogaba a besos como si nunca pudiera saciarse de tocarlo y de probarlo. ¿Cómo era posible que se hubiera cansado de él?
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