Cuando la amistad me acompañó a casa de Paul Griffin
Estaba en lo correcto. No le tenía miedo. Era lo suficientemente dura como para soportar cualquier cosa. Yo me tenía miedo a mí mismo. De cómo sería el mundo sin ella. Sería como un planeta que hubiera perdido su órbita tras ser lanzado al espacio sideral, donde todo es frío y no puedes respirar.
|