|
Calificación promedio: 5 (sobre 14 calificaciones)
/
|
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
Que cuando la vida nos cierre una ventana sea cuando más abramos las alas para romper el cristal y salir volando
|
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
La amistad es cosa seria, vamos. Para mí un tesoro de valor incalculable. Y es que ya no estoy para rollos. O molas o no molas. Y si no molas, pues andate via, o sea: a tomar viento. Esta cosa del paripé no la soporto, como para aguantar a babosos que se relacionan contigo por mero interés y que lo único que buscan es chuparte la energía.
|
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
En fin, queridos, querámonos un poquito, pero a nosotros mismos. No nos exijamos tanto porque tampoco hace falta. No hay que gustar a todo el mundo, ni ser el más listo, ni el más guay, las comparaciones nunca fueron buenas. Con ser como somos es suficiente, porque todos valemos mucho. Y al que no le guste, que no mire. |
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
Muchas enfermedades las curan los medicamentos, pero la mejor medicina para combatirlas es el cariño.
|
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
La vida es un regalo, y cuanto más tiempo paso en este mundo más consciente soy de que son las pequeñas cosas las que por un instante te hacen feliz, pero que sumadas hacen que vivir sea una experiencia única, fascinante e irrepetible.
|
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
Que a las penas, puñaladas y al mal tiempo, buena cara. O mala, que tampoco pasa nada.
|
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
El mundo es mundo gracias a las mujeres, a su fuerza, a su coraje, a su valentía y a su inteligencia, mientras el hombre se pasa el día inventando chorradas que no sirven para nada con el fin de hacerse valer.
|
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
Yo creo en las personas, en la naturaleza y en mí mismo, y con eso me apaño.
|
50 palos: ... y sigo soñando de Pau Donés
Por eso, cuando tengo días tristes, procuro pasarlos solo. Porque de vez en cuando me gusta estar triste, disfrutar de ese momento en que la melancolía se apodera de tu emotividad. En mi caso, la tristeza potencia la sensibilidad y aprovecho para recogerme y reflexionar sobre las pequeñas cosas por las que he pasado sin pensar, para quitar el pie del acelerador y concentrarme en las que, de la mano de la tristeza, me hacen sentir bien.
|
¿Quién mata al elfo Dobby?