La música del silencio de Patrick Rothfuss
Aquella combinación, en cambio, era perfecta. Fresno, olmo y espino: juntos, pero no revueltos. El fresno era orgulloso, pero no indecoroso. El olmo era distinguido, pero no inapropiadamente a petalo. Y el espino.. Basta con decir que, apetalada o no, todavia era una joven lozana, y que el exceso de decoro existia.
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