El temor de un hombre sabio de Patrick Rothfuss
Denna se movía entre la multitud con lenta elegancia. No era la rigidez que pasa por distinción en escenarios selectos, sino una desenvoltura natural. Los gatos no piensan en estirarse, sino que se estiran. Pero los árboles ni siquiera hacen eso. Los árboles simplemente oscilan sin el esfuerzo de moverse. Denna se movía así. La alcancé tan deprisa como pude sin llamar su atención. —Disculpe, señorita. Denna se volvió, y su rostro se iluminó al verme. —¿Sí? —Normalmente nunca abordaría así a una mujer, pero no he podido evitar fijarme en que tiene usted los ojos de una dama de la que una vez estuve locamente enamorado. —Es una pena amar solo una vez —dijo ella, y su sonrisa traviesa dejó entrever sus blancos dientes—. He oído decir que hay hombres que consiguen amar dos veces, e incluso más. Ignoré la burla. —Yo solo he delirado una vez. Nunca volveré a enamorarme. |