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El cuchillo en la mano de Patrick Ness
Los hombres mienten, y lo peor es que se mienten a sí mismos.
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El cuchillo en la mano de Patrick Ness
El ruido es un hombre sin filtrar, y un hombre sin filtrar es un caos andante.
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Libre de Patrick Ness
Quizá resulta que el corazón nunca acaba de romperse, una vez roto, pensó Adam. Quizá sigue latiendo hasta que te lo rompen otra vez, y aun así continúa con su latir.
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Libre de Patrick Ness
El hermano bueno no recibe nada por ser bueno. El hermano malo se la pasa increíble y luego con decir una vez "lo siento", todo arreglado.
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Libre de Patrick Ness
-¿Me quieres al menos? -preguntó Adam. -Más que a mi propia vida -respondió su padre sin dudar. -Pero no quieres tener absolutamente nada que ver con ese amor. No quieres que ese amor funcione. -No sabes lo mucho que me esfuerzo por quererte. |
Libre de Patrick Ness
-La oración es el camino para... -No sé, porque me he pasado años rezando para que cambiaras y hasta ahora no ha sucedido nada. |
Libre de Patrick Ness
Ellos son mi familia. Me quieren. Son las personas a quienes acudo cuando tengo algún problema. Hace años que no acudo a ti por esa razón, papá. ¿De veras no te has preguntado nunca de quién es la culpa? -Soy tu padre y... -Un padre que pone condiciones. Tengo que ser de una determinada manera para ser tu hijo. |
Libre de Patrick Ness
En el cine y los libros las cosas eran siempre tan claras... Todo el mundo sabía el porqué de las cosas. Pero la vida real era un desastre tremendo.
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Libre de Patrick Ness
-Te amo -dijo Adam. Se lo dijo a Linus. Linus le guiñó el ojo con gesto travieso. -Decirlo durante el sexo no cuenta -pero entonces notó las lágrimas en los ojos de Adam y, con dulzura, se las enjuagó-. ¿Adam? -No me dejes sin haberme amado -respondió Adam y, abrumado de vergüenza, lloró un poco más. |
Libre de Patrick Ness
Yo aquí fui desdichada -dice. Y a raíz de esa desdicha salió y encontró, no felicidad sino adormecimiento, que es lo que consideraba su única otra alternativa.
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Libre de Patrick Ness
Philip no era el chico más guapo del mundo, desde luego, pero en ese momento sí era la cosa más bonita que Adam había visto jamás. Visto por completo.
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Libre de Patrick Ness
¿Por qué demonios aceptaba todo cuanto Enzo le ofrecía? Sin chistar ni exigir nada a cambio. Sin siquiera un indicio de autoestima. Porque quería a Enzo. Tal vez no tenía por qué haber otros motivos. Tal vez el amor lo volvía a uno imbécil. O la soledad. |
Libre de Patrick Ness
¿Qué tal que tuvieran razón? ¿Y si sí le pasaba algo raro? ¿Y si muy en el fondo, en lo más recóndito de su ser, estaba podrido por dentro? ¿Y si, en los cimientos de su persona, había un pequeño, un pequeñísimo defecto, y desde el primer instante de vida todo había consistido en tapar como fuera esa grieta esencial? ¿Y si sólo era un caparazón construido sobre una fachada levantada sobre un andamiaje y dentro de él no había un núcleo propiamente dicho, nada de valor, nada que valiera la pena? ¿Yo puedo amara?, pensó. ¿Puedo? ¿Puedo ser amado? |
Libre de Patrick Ness
Le quemaba tanto el pecho que no sabía dónde terminaba el enojo y empezaba la herida. Porque siempre tenía una herida; su familia mantenía abierta esa herida, pero también insistía en que lo amaba.
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Libre de Patrick Ness
Cuando eras tan guapo, todo el mundo suponía que podías comerte el mundo, tanto así que nadie se molestaba realmente en enseñarte cómo hacer las cosas. De todas las maldiciones, la belleza física era sin duda la mejor que podía tocarte, pero no dejaba de ser una maldición.
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Libre de Patrick Ness
Cuando me di cuenta de lo que pasaba, cuando me dije a mí mismo que yo no soy esa cosa que me han dicho que tengo que ser, que en cambio soy "otra cosa", entonces caray, Ange, la etiqueta no me pareció tan terrible; no era una cárcel, sino un mapa nuevo, ¿entiendes?, un mapa para mí solo; y ahora puedo emprender el viaje que me venga en gana, y hasta es posible que encuentre un hogar al final del camino. No es ninguna limitación. Es una llave que abre puertas.
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Libre de Patrick Ness
Había amado a Enzo. Lo había amado. ¿Y qué más daba si era el amor de un chico de quince años y después de dieciséis? ¿Por qué ese detalle tenía que restarle valor? Además, eran mayores que aquel par de idiotas de Romeo y Julieta. ¿Por qué todo el que dejaba de ser adolescente despreciaba de manera automática cualquier sentimiento que uno tuviera en la adolescencia? ¿A quién le importaba que con la edad eso quedara atrás? No por ello fue menos real en los tiempos de dolor y euforia en que sucedió. La verdad era siempre el ahora, incluso siendo joven. Sobre todo siendo joven.
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La edad de la inocencia