Pinar, piscina, plenilunio de Patricia Rodríguez Martín
Debo recordar que el mal casi nunca proviene de donde se espera. El mal siempre es otra cosa y la naturaleza tiene sus propios mecanismos, una inercia natural hacia la vida que imanta todo lo viviente, que atrae su propia continuidad. Lo vivo tiende a perdurar de forma inconsciente y automática.
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