Una afición peligrosa de Patricia Highsmith
Un hombre no se suicidaba, no arruinaba su carrera sólo porque estuviera enamorado de una chica que no podía conseguir. Siempre quedaba la posibilidad de intentar olvidarla, que realmente significaba no pensar demasiado en ello ni dejar que se convirtiera en una obsesión. Había decidido que su amor por Phyl era algo con lo que tenía que aprender a vivir. Pero también tenía que reconocer que ni un solo mes ni una semana pasaba sin que pensara en Phyl y se imaginara estar con ella, en la cama, fuera de la cama, simplemente en una existencia compartida con ella.
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