La lluvia en tu habitación de Paola Predicatori
Por eso adoro Cerolandia. La única regla que hay que respetar aquí es un riguroso silencio monacal: si quieres hablar, puedes hacerlo mediante gestos o usar el código morse, en caso de que lo conozcas. Nadie te pedirá nunca nada más que respeto de esta santa regla, ni siquiera te preguntarán cómo te llamas. Cualquier noticia procedente del mundo exterior se despedaza en sus confines y, cuando logra entrar, es como una ráfaga de viento en un páramo desierto.
|