Pablo Neruda
Cada vez que te tengo -amor- entre las manos no sé cómo te llegas ni sé cómo te vas, cuando voy a buscarte te encuentro tan lejano que me parece que no volverás. Era invierno de angustia la última vez. Viniste. Se retoñó mi cuerpo de un poco de alegría. Y cuando ya pensaba que no todo era triste me estremecí de nuevo, con las manos vacías... |