La ciudad y los árboles de Pablo Mariosa
Uno puede vivir sus propios sueños o comprar los de otros. Como estoy corto de dinero y los bancos suelen negarme tarjetas, voy a optar por vivir los míos. ¿Y vos qué vas a hacer? ¿Nunca te enamoraste? No sabemos que hacer con ciertos besos. Nos parten el raciocinio como un mazazo, lo hacen trizas, o lo dividen como si de una guillotina se tratase. Pasa lo mismo con los sueños. Ya es hora. |