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El nombre de los tontos está escrito en todas partes de Pablo Carbonell
Lo que yo quería contarles es que el que mastica sus oraciones en soledad vive encerrado en su plegaria y en sí mismo, pero cuando acude al templo y lo hace hombro con hombro con otros desorientados, siente su fe revivida en la fe del vecino. Por algo se llama rebaño a la gente que acude a los oficios religiosos y las canciones de amor para cantar en olor de multitud se llaman baladas.
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