El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde
¡Las palabras!, ¡Las simples palabras! ¡Qué terribles son! ¡Qué límpidas, qué vívidas y qué crueles! Quisiera uno huirlas. Y, sin embargo, ¡Qué sutil magia hay en ellas! Parecen comunicar una forma plástica a las cosas y tienen una música propia tan dulce...¡Las simples palabras! ¿Hay algo más real que las palabras?
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