El juego de Ender de Orson Scott Card
Ender podía ver crecer el resentimiento en la forma en que los otros soldados balanceaban los cuerpos y se intercambiaban miradas, en la forma en que evitaban mirar a Bean. «¿Por qué hago esto? ¿Qué tiene que ver esto con ser un buen comandante, convertir a un chico en el blanco de todos los demás? ¿Simplemente porque me lo hicieron a mí tengo que hacérselo a él?» Ender quiso rectificar su mofa del chico, quiso decir a los demás que el pequeño necesitaba su ayuda y su amistad más que nadie. Pero no lo podía hacer. No el primer día. El primer día, incluso sus errores tenían que parecer parte de un plan brillante.
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