Sobre los huesos de los muertos de Olga Tokarczuk
Los niños siempre me han atraído más que los adultos, porque yo también soy un poco infantil. No hay nada de malo en ello. Lo bueno es que lo reconozco. Los niños son dúctiles y tiernos, abiertos y sencillos. Y no hablan de banalidades, como ocurre la mayor parte del tiempo con los adultos.
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