En la Tierra somos fugazmente grandiosos de Ocean Vuong
Una vez me dijiste que el ojo humano es la creación de Dios más solitaria. Cuántas cosas del mundo pasan a través de la pupila sin que retenga ninguna. El ojo, solo en su cuenca, ni siquiera sabe que hay otro, idéntico a él, a menos de tres centímetros de distancia, tan hambriento, tan vacío.
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