Para el alivio de insoportables impulsos de Ntahan Englander
El día judío empieza en la calma del anochecer, cuando su llegada no causa trastornos al organismo. Fue precisamente a esa hora, con tres estrellas visibles en el cielo de Manhattan y un nuevo día ya concluido, cuando Charles Morton Luger cayó en la cuenta de que era portador de un alma judía. ¡Clinc! Así se produjo. Como el sonido de un cuchillo contra un cristal.
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