El bárbaro y las brujas de Nora Howard
—Bastardo, cobarde, ¡impotente! —¿Me deseas, bruja? —le contestó él. Se había acercado tanto a ella, acuclillado a su lado, que su aliento abrasaba su boca. La mujer, que conocía el desierto, en esos momentos se sintió como si estuviera a la merced del Sol más peligroso y devastador. —No —siseó. Él se inclinó más hacia ella, rozando su cuerpo atado con la dureza de sus músculos, su pecho, sus piernas… su enorme erección. —¿Me deseas? —¡¡No!! —Mentirosa —le contestó, (…) |