No me acuerdo de nada de Nora Ephron
Cuando empecé a olvidarme de las cosas, se me escapaban las palabras y los nombres. Hacía lo gue normalmente hacen ustedes cuando les pasa lo mismo: buscar en un diccionario mental y tratar de imaginarme por qué letra empezaba la palabra y cuántas silabas tenía. Al final, el objeto perdido volvía flotando a mi cabeza, y lo recuperala. Nunca interpreté estos lapsus como augurios del destino, tampoco como signos de vejez de senilidad real. Siempre sabía que lo que olvidada volvería tarde o temprano.
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