Se acabó el pastel de Nora Ephron
Quería un hombre que no fuera calvo, ni gordo ni con mucho vello en el cuerpo. Quería un hombre con piernas largas, caderas estrechas y arrugas en torno a los ojos producidas por el hábito de reír. Después maduré y me conformé con un maniático de grado inferior que tenía hámsters. Al principio pensé que era excéntrico y encantador. Pero luego, no. Luego quería matarlo.
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