Morder tus labios sobre sábanas de seda de Noelia Amarillo
Esas idioteces románticas no le pasaban a ella. Lo suyo era el sexo sin compromisos. Esporádico y elemental. Sin sentimientos de por medio. El amor era para los soñadores como su hermanastra. Aunque, antes de conocer a Jota, Índigo no había sido lo que se dice romántica. Más bien al contrario. Era como ella, realista. A ambas les había quedado claro de pequeñas que el amor no era saludable. Que dolía y corrompía. Que por él se moría y se mataba. Y también se mutilaba, pensó mirándose la mano izquierda.
|