A las ocho, en el Thyssen de Nieves Hidalgo
(…) Y en ese instante tuvo conciencia de que quizá fuera eso, el amor, la razón última por la que se había entregado a él a pesar de conocerlo hacía muy poco. Si para él esta noche y su encuentro anterior solo tenían un significado sexual era un factor que ella no podía controlar, pero estaba segura de que nunca antes le habían burbujeado estos sentimientos por un hombre.
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