Cruz de Nicolás Ferraro
Mi viejo lo recibe con la escopeta, que le arranca un pedazo de panza. Su sangre empapa al que viene atrás y lo ciega. Se lleva la zurda a la cara para limpiarse y con la derecha dispara al montón. La perdigonada a quemarropa de mi viejo le hunde su propia mano en la jeta y dedos, nariz y cara se hacen la misma cosa
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