El libro del cementerio de Neil Gaiman
De todos los órganos que componen el ser humano —replicó Nehemiah Trot—, la lengua es el más extraordinario. Pues nos es necesaria tanto para paladear el néctar más delicioso como el más acerbo de los venenos, y con una misma lengua pronunciamos también las palabras más dulces y las más ultrajantes.
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