Siega de Neal Shusterman
– Me alegro de verte, Citra, pero también me duele. Duele mucho, y no sé qué hacer al respecto. Se dio cuenta de que le había tocado la fibra sensible cuando empezaron a brillarle los ojos por las lágrimas que procuró reprimir parpadeando. – Lo sé. Y odio que tenga que ser así. |