Mujer en punto cero de Nawal El Saadawi
"La historia de Firdaus es la historia de una mujer empujada hasta el límite más tenebroso por la desesperación. A pesar de todo su sufrimiento y desesperanza, esa mujer estimuló en todas las personas que, como yo, fuimos testigos de los momentos finales de su vida, una necesidad de desafiar y superar todas las fuerzas que arrebatan a los seres humanos su derecho a vivir, a amar y a ser auténticamente libres". "¿Quién era yo? ¿Quién era mi padre? ¿Tendría que pasarme la vida barriendo el estiércol de debajo de los animales, transportándolo sobre mi cabeza, amasando harina y horneando pan?" —"Les conozco a todos. ¿Cuál de ellos empezó? ¿Fue tu padre, tu hermano…, uno de tus tíos?" —"Tienes que ser más dura que la vida, Firdaus. La vida es muy dura y las únicas personas que viven de verdad son las que son más duras que la vida misma". —"Mi piel es suave, pero mi corazón es cruel y mi mordedura mortal". "¿Cuántos años de mi vida perdí antes de conseguir arrebatar mi cuerpo y mi persona del control de las personas que me habían mantenido sujeta desde el primer día de mi vida? A partir de aquel momento, pude decidir qué quería comer, en qué casa prefería vivir, pude rechazar al hombre que por cualquier motivo me inspiraba repulsión y escoger a aquel cuya compañía estaba dispuesta a aceptar, aunque sólo fuese porque iba limpio y con las uñas bien cuidadas". "Cuando me enamoré, empecé a imaginar que me había convertido en un ser humano. Cuando era prostituta nunca daba nada gratis, siempre pedía algo a cambio. Pero cuando me enamoré, entregué mi cuerpo y mi alma, mi mente y todos los esfuerzos de que era capaz, a cambio de nada. Jamás pedí nada, entregué cuanto tenía, me abandoné totalmente, renuncié a todas mis armas, bajé todas mis defensas y desnudé mi carne. Cuando era prostituta, me protegía, me defendía en todo momento, jamás bajaba la guardia. Para proteger mi yo interior profundo de los hombres, les ofrecía sólo una envoltura externa. Me guardaba mi corazón y mi alma para mí, mientras dejaba que mi cuerpo cumpliese su papel, pasivo, inerte, insensible". —"No soy una prostituta. Pero desde mis más tiernos años, mi padre, mi tío, mi marido, todos me entrenaron para serlo". "Sólo muy raras veces ocurre que una persona pueda llegar a conocer en pocos años las sencillas, pero terribles y poderosas verdades de la vida. Y una vez descubierta la verdad ya no se teme a la muerte. Pues la muerte y la verdad se parecen en que ambas exigen un gran valor para afrontarlas. Y la verdad se parece a la muerte porque también mata. Yo maté con la verdad, no con una navaja". |