Mujer en punto cero de Nawal El Saadawi
De repente nos encontramos cara a cara. Me quedé como clavada en el suelo, muda, inmóvil. No escuchaba los latidos de mi corazón, ni oí girar la llave en la cerradura cuando la pesada puerta se cerró a mis espaldas. Fue como si en el instante en que sus ojos se posaron en los míos, yo hubiera muerto. La suya era una mirada que mataba: penetrante, incisiva, firme, impasible como un puñal. Sin el más leve parpadeo. Sin el menor temblor de un músculo de la cara.
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