Nathalia Tórtora
Odiaba la oscuridad, le molestaba casi tanto como le aterraba. Se sentía indefensa; era un temor que la mayor parte de las personas abandona al crecer. Pero ella no podía. Le asustaba el no saber, el no comprender. Y la oscuridad era el epítome del desconocimiento. En la oscuridad, las fronteras del tiempo y el espacio se difuminan hasta desaparecer.
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