Las que estamos muertas de Namina Forna
—…Y eso es lo peor: el cuerpo termina recomponiéndose. Pero los recuerdos te acompañan para siempre. Aun cuando crees haberte deshecho de ellos, siguen dentro de ti, agazapados, para volver a atormentarte cuando menos te lo esperas. Me tiembla todo el cuerpo. —Lo siento tanto —murmuro—. Lo siento muchísimo. Menea la cabeza. —No quiero que sientas nada —dice—. Lo que quiero es que recuerdes bien mis cicatrices. … Puede que ahora nos necesiten porque somos valiosas, puede que finjan que nos aceptan, que incluso nos recompensen por nuestro trabajo, pero no olvides nunca lo que nos hicieron antes de traernos aquí. Si nos lo hicieron una vez, no dudes que volverán a hacérnoslo, por mucho que se les llene la boca con sus promesas deslumbrantes. |