Hija de fuego y arena de Nafiza Azad
Fátima Ghazala se adentra en el desierto, pensando en aquel instante en nada más que la arena, el cielo y ella misma. Siempre ha sentido que el desierto canta sobre pérdidas, siempre pérdidas, y que si permanece quieta con los ojos cerrados, también llorará por ella.
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