Nadia Terranova

Empujada al exilio por la dictadura, María Zambrano no logró regresar a su país hasta pasados cincuenta años. [...] Su mirada de acero y agua se mantuvo inmutable durante todas las edades de aquel peregrinaje ininterrumpido que fue su vida.

La muerte es un punto y seguido, mientras que la desaparición es la falta de punto, de cualquier signo de puntuación al final de las palabras. Quien desaparece rediseña el tiempo, y un círculo de obsesiones envuelve a quien sobrevive.

Los objetos no son fiables, los recuerdos no existen, solo existen las obsesiones. Las utilizamos para mantener la grieta abierta y nos contamos el cuento de que la memoria es importante, que solo nosotros somos sus guardianes. Mantenemos la herida abierta para que en ella quepan nuestros males, nuestros temores, procuramos que sea lo bastante profunda y pueda contener nuestro dolor, cuidado con dejarlo vagabundear. Solo existen las obsesiones, y mientras tanto el tiempo las ha convertido en más reales que nosotros mismos.

A María su cuerpo no le preocupa. Lo alimenta lo indispensable, come poco y piensa demasiado […] quiere saber más, quiere adentrarse en los misterios de la existencia.

Las cosas nunca funcionan cuando se trasladan de una época a otra, están bien donde están y siempre hay un motivo por el que los recuerdos deben permanecer en los recuerdos y no ir a molestar al presente.

Ein Augenblick: nos pasamos la existencia pestañeando, y después uno de esos abrir y cerrar de ojos, uno entre miles, cambia de dirección y desbarata lo que somos.

La vida no se construye con residuos, con lo que guardas como recambio. No dispones de otra de reemplazo donde poner las cosas que no haces.

Ahora es una palabra móvil e inquieta y significa exilio.

La felicidad no existe, existen momentos felices.