Cuentos rusos y otros textos de Nadia Smirnova
Cada cual crea su destino -¡sí!... Pero la gente como nosotros lo crea en exceso, ¡ahí está nuestro mal! En nosotros, la conciencia se despierta demasiado pronto; demasiado pronto comenzamos a observarnos a nosotros mismos... Nosotros, los rusos, no tenemos otra tarea vital que el cultivo de nuestra propia personalidad, y así, niños apenas crecidos, comenzamos a cultivarla, ¡esa miserable alma nuestra! Sin recibir ninguna indicación determinada del exterior, sin verdadero respeto por nada, sin ninguna creencia firme en nada, tenemos la libertad de hacer lo que queramos de nosotros mismos...
|