La elegancia del erizo de Muriel Barbery
La facultad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
La facultad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Me salva la incapacidad que tienen los seres de dar crédito a todo aquello que hace añicos los marcos que compartimentan sus mezquinos hábitos mentales
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
A ella no se le habría ocurrido espontáneamente que alguien pudiera tener necesidad de silencio. Que el silencio sirva para ir al interior de uno mismo, que sea necesario para aquellos a los que no nos interesa únicamente la vida exterior.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
El hombre no ha progresado mucho desde sus inicios: sigue pensando que no está aquí por casualidad y que unos dioses en su mayoría benévolos velan por su destino.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Las catedrales siempre han despertado en mi ese sentimiento próximo al síncope que se experimenta ante la manifestación de lo que los hombres pueden construir para rendir homenaje a algo que no existe
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Privando al sujeto de las guías seguras que toda buena formación proporciona, le hace no obstante ofrenda de una libertad y una síntesis de pensamiento allí donde los discursos oficiales imponen barreras y proscriben la aventura.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
La lluvia, en verano barriendo el polvo inmóvil , crea en las almas de los seres una suerte de halito sin fin. Así, ciertas lluvias de verano, se anclan en nosotros como un nuevo corazón que late al unísono del otro.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Cuando estoy angustiada , me recluyo en el refugio . No hace falta viajar, me basta ir a las esferas de mi memoria literaria. Pues ¿que distracción hay más noble, que compañía mas distraída , que contemplación más deliciosa que la de la literatura?
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Pero si se teme el mañana es porque no se sabe construir el presente, y cuando no se sabe construir el presente, uno se dice a sí mismo que podrá hacerlo mañana y entonces ya está perdido, porque el mañana siempre termina por convertirse en hoy.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
La gente cree ansiar y perseguir estrellas, pero termina como peces de colores en una pecera.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
"Todas las mañanas, en el desayuno, papá se toma un café y lee el periódico (...) Se enfrasca en la lectura durante al menos media hora. Para poder disfrutar de esa media hora, tiene que levantarse muy, muy temprano porque tiene muchas cosas que hacer todos los días. Pero cada mañana, aunque haya habido una sesión nocturna y sólo haya dormido dos horas, se levanta a las seis y se lee su periódico tomándose un café bien cargado. Así se construye papá cada día. Digo 'se construye' porque pienso que, cada vez, es una nueva construcción, como si por la noche todo se hubiera reducido a cenizas y tuviera que volver a empezar desde cero. Así vive su vida un hombre, en nuestro universo: tiene que reconstruir sin cesar su identidad de adulto, ese ensamblaje inestable y efímero, tan frágil, que reviste la desesperanza y, a cada uno ante el espejo, cuenta la mentira que necesitamos creer."
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
¿ Que distracción hay mas noble, qué compañía mas distraída, que contemplación mas deliciosa que la de la literatura ?
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
En el fondo estamos programados para creer en lo que no existe, porque somos seres humanos que no quieren sufrir
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
La contemplación de la eternidad en el movimiento mismo de la vida.
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La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Nunca vemos más allá de nuestras certezas y, lo que es más grave todavía, hemos renunciado a conocer a la gente, nos limitamos a conocernos a nosotros mismos sin reconocernos en un espejo |
La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Cuando estoy angustiada, me recluyo en el refugio. No hace falta viajar; me basta ir a las esferas de mi memoria literarias. Pues que distracción hay más noble, que compañía más distraída, que contemplación más deliciosa que la de la literatura?
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La edad de la inocencia