El abogado del Diablo de Morris West
Lázaro acudió a la llamada enredándose en la mortaja y parpadeando al sol. «¿Qué sentiría en ese momento? –se había preguntado el anciano–. ¿Qué precio pagó por ese retorno al mundo de los vivos? ¿Quedó lisiado para siempre, oliendo podredumbre en cada rosa y viendo en las áureas doncellas esqueletos bamboleantes? ¿0 siguió asombrándose por la novedad de las cosas, con el corazón enternecido de piedad y amor por la familia humana?» |