Siempre es de noche en Pyongyang de Montse Ordóñez
Lo difícil no es irse lo difícil es permanecer y escuchar como tu corazón palpita como el de un perro asustado por la tormenta que trata de buscar cobijo en su propio asombro y allí se encuentra con la soledad del huérfano la hambruna de la estirpe y la tristeza de los adioses. |