Mandíbula de Mónica Ojeda Franco
Pero Clara, la hija-becerra, no se consideraba nihilista, sino una mujer del trópico con creencias flexibles y certezas plurales, como los políticos -o como aquellas personas con baja autoestima que nunca estaban del todo seguras de lo que pensaban-, y a lo único que oponía una real resistencia era a las creencias de la madre.
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