La librería del señor Livingstone de Mónica Gutiérrez
Había algo de mágico en compartir un gran pedazo de bizcocho de mantequilla y una taza de chocolate bajo la clarividente claraboya; en sentarse en el suelo de madera, noctámbulos sobre lo sacos de dormir, y escuchar el silencio de los centenares de libros alrededor; en imaginar que la eternidad era justo eso, la compañía callada de la literatura en una librería cerrada, la expectación infinita de esos volúmenes silentes bajo la noche estrellada.
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