El ala izquierda de Mircea Cartarescu
Soy adulto, es decir, imbécil, es decir, cansado, mi vida está definitivamente acabada, pero hago lo único que me queda por hacer, es decir, deslizar miradas lúbricas y febriles por el edificio-telón, por el diafragma de mi cuerpo, como un voyeur de mi propia vida, como si, al igual que los moluscos, hubiera sido hembra la mitad de mi vida y fuera luego macho, como si pudiera fecundarme a mí mismo a través del bloque perineal. Voyeur de mi infancia y de mi adolescencia, intentando adivinar qué sucede tras las persianas, corriendo de una ventana a otra, interpretando erróneamente lo que adivino en la penumbra, [...].
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