Vientos de Escocia de Miranda Bouzo
Puede que fuera culpa de la multitud de velas que los rodeaba, del brillo de los vestidos, de las conversaciones susurradas o de la bebida recorriendo su cuerpo, pero Ayr sintió un fino y tenso hilo agarrado en la mirada de aquel hombre que la atrapó al instante. Tiró de su corazón hacia él. No pudo apartar la vista de sus ojos mientras sentía por primera vez cómo la piel se abría en todos sus poros y su respiración se cortaba. De pronto su cuerpo no respondía, su corazón no latía, todo en ella dejó de funcionar de manera racional. Bajó los ojos confundida. Vergüenza quizá, no sabía que la tuviera. Se sonrojó cuando él la miró con arrogancia.
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