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Una Navidad diferente de Minerva Hall
«Gracias a quien sea que hizo posible que por una vez tomara la decisión adecuada».
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
«Gracias a quien sea que hizo posible que por una vez tomara la decisión adecuada».
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Un amor por Navidad de Minerva Hall
"¿Merece la pena arriesgarse?" y ella lo había tenido tan claro: " "Aunque solo hubiéramos tenido un día, una hora, un minuto"
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
Porque si había una cosa clara era que la Navidad no era Santa Claus o una fecha del calendario. La Navidad era una emoción, un sentimiento, un acto desinteresado de amor. La Navidad era, había sido y siempre sería, un milagro. |
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Un amor por Navidad de Minerva Hall
Quizá no hubiera tomado en consideración todos los beneficios que podía obtener de aquella misión. Eliza le calentaba la sangre como ninguna otra mujer había hecho antes, estaba confusa y perdida, sola en un mundo cruel, ansiosa de un poco de calor humano... ¿Humano? Sonrió siniestro, un elfo era mil veces mejor para calentarse bajo las mantas o encima de ellas. —Prepárate, Protegida, la misión acaba de empezar. Sonrió y la alcanzó antes de que ella tuviera posibilidad de escabullirse de él. La cosa empezaba a marchar muy bien. Vivir sin magia no era tan malo como hubiera pensado al principio, por ahora disfrutaría de esta realidad. |
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Un elfo por Navidad de Minerva Hall
Alzó la mirada y sus ojos quedaron atrapados casi sin querer en una bola de nieve que descansaba sobre la repisa de la chimenea. Extendió los dedos, atraída por el objeto y la tomó con suavidad, temiendo dejarla caer. No quería romperla. La agitó, tratando de ver más allá del tono turbio del agua. ¿Estaría rota? Un brillo y diminutas estrellas de colores le mostraron que no, mientras la escena que se mostraba en su interior parecía moverse ante sus ojos. Como si fuera algo real que estuviera sucediendo frente a ella. (...) |
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Un elfo por Navidad de Minerva Hall
Las enormes manos del gigante tomaron su rostro, haciéndola mirarlo a los ojos. —No llores. —Había un borde de dolor en su tono, como si no pudiera soportar ver su tristeza. Aquella voz tenía la capacidad de hacerla desear cosas que no debería. De rendirse en sus brazos y suplicarle que no la soltara jamás. Que la ayudara y la protegiera, que cuidara de ellos tres. Quería suplicar por aquel refugio de paz que le había ofrecido desinteresadamente. Y estaba completamente loca por pensar en aquello. ¡Estaba en casa de un desconocido poniendo no solo su vida en peligro, sino la de sus hijos! Debería estar pensando en salir de allí, no en quedarse a su lado para siempre. |
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Una Navidad encantada de Minerva Hall
(…) Eres preciosa, Julia, te deseo y no es ningún secreto. Me gustas tanto que siento que voy a mandar a la mierda todos los prejuicios que he desarrollado a lo largo de los años contra el amor y a suplicarte y rogarte que me dejes intentarlo. Quiero cortejarte, anhelo formar parte de tu vida, de la de Eric y solo has necesitado unas cuantas horas para hacer tambalearse todo mi mundo y ponerme justo aquí, en este lugar, para suplicarte que me des la oportunidad de permitirte conocerme, como nunca jamás me ha conocido nadie. Ni siquiera ella, Annie, la mujer a la que creí amar una vez.
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Una Navidad encantada de Minerva Hall
¿De dónde salía Thomas? Era un misterio que no sabía si debía descifrar. Nunca había tenido buen ojo para los hombres y creía, firmemente, que algunas personas no estaban hechas para vivir en pareja. Ella era el ejemplo claro: una romántica empedernida que había soñado con el amor la mayor parte de su vida y que no había sido capaz de entregarse en cuerpo y alma a nadie. Nunca había podido hacerlo. ¿No había aparecido el hombre adecuado o simplemente ella no era capaz de apreciarlo? |
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Una Navidad encantada de Minerva Hall
La pasión que notó en su voz, la determinación que mostraban sus facciones y la intensidad del amor que vivía en su corazón le dejaron clara una cosa: aquella mujer era un peligro que no podía permitirse. Más le valía levantarse y salir de allí tan rápido como la magia de sus antepasados se lo permitiera. Lo peor de todo era saber que no lo haría. Que aunque su cerebro le decía una cosa, había algo más poderoso, no sabía qué era, que lo dejó atado a la silla, contemplándola, haciéndole imposible moverse y escapar de allí. |
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
—La magia que nos unió a tu padre y a mí, ahora es tuya. Custódiala por mí.
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
Desearía decir a todos: «Santa es sexy como el infierno», pero claro, eso podría alterar a los pequeños.
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
—Quiero estar contigo, papá. Prepararé algo delicioso y comeremos juntos.
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
La Navidad no tiene la culpa de que ellos se vayan y Santa Claus tampoco. Solo pasa y debemos aprender a vivir con ello.
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
—Vamos, no puedes estar enfadada con la Navidad. Menos con Santa Claus, no tiene la culpa de que la gente haya decidido representarlo de forma tan poco favorecida.
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
Había tenido que ser el día de Navidad, cuando descubrió que el amor era una mentira. De alguna manera había sabido que nunca debió haber escogido esa fecha. En su caso, estaba maldita. Y allí, en el interior de la carroza de cuento, con el vestido de sus sueños y la soledad como única compañera, tomó la decisión de arrancarse el corazón. No quería saber nada más de hombres, almas gemelas o amor verdadero. Se acabó. |
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
—Feliz Navidad, Sabrina. Hoy es el primer día del resto de tu vida.
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
Todo el mundo sabía que la novia era la última en llegar, pero en su caso no había sido así. No había señales del novio por ninguna parte.
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Una Navidad diferente de Minerva Hall
Nunca pierdas la fe. Que no lo veas, no significa que no exista.
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De vuelta a tus brazos de Minerva Hall
»Eres tonto, Warren. Tu corazón no está roto, nunca lo ha estado —gruñó la voz de su amor, incluso pareció que el hombre de la imagen lo mirara con regaño, a pesar de saber que eso era imposible—. Tienes a una mujer que te quiere y dos hijas que te adoran, tienes la posibilidad de volver a amar de verdad. Igual que Arizona. ¿Acaso vas a dejar pasar esta oportunidad? La vida te exige que hagas algo, ¡hazlo! Deja de lamerte las heridas y de ocultarte en la comodidad. Ya ha pasado tiempo suficiente. Sé feliz. ¡Lo prometiste! ¡Prometiste que seguirías adelante con tu vida!
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¿Con qué frase empieza esta novela?