Milena Busquets

El amor sentimental tal vez se pueda ir perfeccionando con el tiempo, pero la amistad no, la amistad alcanza su plenitud radiante y absoluta en la infancia

Uno se enamora de toda la gente con la que se cruza, aunque sea solo durante un nanosegundo. Luego se nos pasa y nos olvidamos, pero durante un instante, todos hemos estado enamorados de todos.

“(…) la frivolidad, formidable vehículo para la inteligencia y el humor, había sido aparcada y relegada.”

Solo la frivolidad permite ciertos saltos mortales.

Como cuando éramos pequeños y todavía creíamos que la vida iba a cumplir todas sus promesas y todo daba igual porque todo iba a salir bien.

El dolor y la pena pasan, como pasa la euforia y la felicidad.

Uno se enamora de toda la gente con la que se cruza, aunque sea solo durante un nanosegundo. Luego se nos pasa y nos olvidamos, pero durante un instante, todos hemos estado enamorados de todos.

A los quince años ya sabemos todo lo que sabremos sobre la amistad, no mejoramos como amigos, en todo caso empeoramos. El amor sentimental tal vez se pueda ir perfeccionando con el tiempo, pero la amistad no, la amistad alcanza su plenitud radiante y absoluta en la infancia.

Solo deberíamos hablar con la gente a la que deseamos besar.

“¿Te puedo preguntar una cosa?” Francamente, no era muy partidaria de aquella pregunta. Me parecía que, bajo sus visos de consideración y de delicadeza, se escondían siempre una impertinencia y un comienzo de chantaje y de forcejeo.

Lo vi como si lo viese por primera vez y me pregunté cuántas veces a lo largo de una relación o de una vida vemos a una persona conocida por primera vez.

De niña el pasado no me daba miedo como ahora, no había ningún peligro de quedar atrapado en sus arenas movedizas.

–No estarás enamorada, ¿verdad?
No hay demasiadas cosas que alteren el curso de nuestros pasos, tan firmes y decididos.

Quizá lo más importante no sea quedarse o aburrirse a la vera del otro, sino que sepa que pase lo que pase volverás.

Son inmortales las madres: tener hijos nos hace inmortales, al menos a sus ojos.

Nunca nada es demasiado, demasiado es genial y maravilloso. El problema es siempre el demasiado poco.