Allister Z y la maldición de los gatos negros de Miguel Aguerralde
... el padre de Olivina seguía dándole vueltas a porque no podía haberle salido la niña normal y aburrida, en lugar de semejante terremoto. Desde luego sus compañías no eran las más idóneas para tener una infancia tranquila: un loco de la informática, una inventora demasiado creativa, un forzudo deportista sin miedo a nada y un horripilante niño muerto y resucitado.
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