Caballos lentos de Mick Herron
Si las normas de Moscú servían para cubrirse las espaldas, las de Londres eran para taparse el culo. Las normas de Moscú se habían escrito en la calle, las de Londres en Westminter y, en su versión resumida, rezaban así: siempre paga alguien, asegúrate de no ser tú.
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