Mi historia de Michelle Obama
La suya era la única voz que me animaba a seguir adelante, a dejar de lado mis inquietudes y lanzarme hacia aquello que creyese que podría hacerme feliz. No pasaba nada por dar el salto hacia lo desconocido porque —y esta sería una noticia sorprendente para casi cualquier miembro de la familia Shields/Robinson, remontándonos hasta Dandy y Southside— lo desconocido no me mataría. «No te preocupes —me decía Barack—. Eres capaz de hacerlo. Nos las apañaremos.» |