La oscura verdad de Mara Dyer de Michelle Hodkin
Por supuesto, escapé del bosque de metal sana y salva, pero a continuación me vi rodeada de enormes fotografías de casas y edificios en distintos estados de decrepitud. Las imágenes ocupaban toda la altura de la pared, desde el suelo hasta el techo, y parecía como si estuviese caminando por una acera de verdad. La hiedra trepaba por las paredes de ladrillo, y los árboles se combaban en inclinaban sobre las estructuras; a veces llegaban a tragárselas por completo. Quizá también crecía hierba en el suelo de hormigón del Palacio de Congresos. Y en las fotos había gente. Tres personas con mochilas que saltaban una verja que rodeaba uno de los edificios. Rachel. Claire. Jude.
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