Ébano de Mercedes Ron
No me importó que se volviera más rudo o que se hiciese cargo del movimiento. No me importó porque esa vez yo había dado mi consentimiento. Era mi decisión, yo quería que lo hiciera, y ese poder me llenó por dentro. El poder de decidir qué dejaba que hicieran con mi cuerpo. Por muy guarro que fuera, era mi decisión.
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