La buena esposa de Meg Wolitzer
Ninguna de nosotras estaba en el meollo de nada (...) A nosotras nos reservaban para otros propósitos y aceptábamos de buena gana quedar suspendidas como especímenes en formol.
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La buena esposa de Meg Wolitzer
Ninguna de nosotras estaba en el meollo de nada (...) A nosotras nos reservaban para otros propósitos y aceptábamos de buena gana quedar suspendidas como especímenes en formol.
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